viernes, 25 de noviembre de 2016

Ser madre es más exigente que ser abogada en una zona franca

Mi trabajo es exigente pues tengo por jefe un hombre capaz y con muchísima experiencia, pero sobrellevo con más éxito los asuntos laborales que los temas escolares de mi hija.

No se si es porque definitivamente me importa muchísimo más mi hija que el trabajo o porque me siento impotente ante la falta de tiempo para ayudarla más.

Anoche a las 9pm tuve que llegar a estudiar con ella matemáticas, grammar y speech, también revise sus notas (no las quería ver pero tuve que hacerlo) encontré casillas en blanco, notas muy bajas, notas altas...descubrí que la habían calificado con 4.0 en un poesía porque tenía en la maleta el cuaderno viejo acabado y no el nuevo en que habíamos copiado e ilustrado la poesía. El papá le arregló la maleta y metió el cuaderno equivocado, cuando yo estoy a cargo, al arreglar la maleta miro dos y tres veces el mereb (agenda virtual) para asegurarme de haber metido todas las tareas, es triste.

Estaba cansada físicamente y comenzó el dolor en la nuca y los hombros, incluso siento ganas de llorar, porque veo el reloj, repaso en mi mente todo lo que hace falta estudiar y la miro tan cansada, casi durmiéndose y me provoca reclamarle al papá por no ayudarla más, por no ponerla a estudiar antes de que yo llegue, él esta con ella todo el día, y esta semana incluso tuvo dos días libres de la escuela en los que pudo haber estudiado, pero no lo hicieron.

No me siento tan agobiada por mi trabajo como por la incapacidad de estar al frente de los estudios de mi hija, ella no se siente feliz sacando malas notas, menos después de haber hecho a tiempo sus asignaciones y estudiado hasta más allá del cansancio.

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